Abril 11 , 2025

Por Héctor Torres – somebody that likes and study letters and numbers

Jamás pensé que escribiría un artículo sobre Taylor Swift. No soy precisamente fan de su música, pero seamos honestos: esta mujer es espectacular.

Hace poco leí un artículo en Harvard Business Review que hablaba de algo llamado “Taylorismo”. No tenía nada que ver con eficiencia industrial, y todo que ver con disrupción de mercados. El artículo explicaba cómo Taylor no solo sobrevivió a una industria musical estancada—la reinventó. Reactivó la economía de EE. UU. con su gira The Eras Tour, y volvió a conectar con millones de personas a través de historias y sonidos que nadie más estaba ofreciendo.

Y eso, justamente, me recordó a blockchain.

Durante años, el sistema financiero tradicional se mantuvo inmóvil: exclusivo, lento, e inaccesible para muchos. Hasta que llegó algo audaz, casi absurdo para algunos: Bitcoin, tokenización, DeFi. Así como Taylor sacudió la música, la tecnología subyacente de Bitcoin vino a sacudir las finanzas—para dar voz a millones que estaban fuera del sistema. No por decisión propia, sino porque nunca fueron verdaderamente invitados.

Taylor recuperó su narrativa, regrabó sus discos, habló abiertamente de sus luchas y nunca se escondió. Entró en su reputation era, tuvo el coraje de ser auténtica, de mostrarse tal como es, incluso cuando era más fácil quedarse callada. Blockchain hizo algo similar: apareció como una alternativa audaz frente al sistema financiero tradicional—desordenada, incomprendida, pero necesaria.

En los primeros días, cuando hablaba de blockchain, la gente lo descartaba. “Es una moda,” decían. “Muy riesgoso.” Hoy, incluso los más escépticos se ven obligados a prestarle atención. Les guste o no, no pueden quedarse atrás.

Y eso es lo mismo que pasa con Taylor: seas fan o no, te la vas a encontrar. En todos lados. Exactamente eso está ocurriendo con el mundo fintech y blockchain. Ya no es un nicho—está integrado en nuestras vidas, transformando cómo movemos dinero, levantamos capital y construimos empresas listas para el futuro.

Lo que más admiro de Taylor es cómo lidera el cambio: con visión, inteligencia emocional y una conexión constante con su audiencia. La innovación no se trata solo de tecnología. Se trata de escuchar, adaptarse y atreverse a ser diferente cuando más importa.

Esa misma visión ha sido el motor detrás de las empresas que he fundado.

Desde TR Capital, no estamos aquí para seguir modas. Estamos aquí para abrir puertas. Para ofrecer acceso al capital de forma más inteligente, segura y transparente. Diseñamos modelos financieros que incluyen en vez de excluir, que empoderan en vez de limitar. Somos líderes en estructuración de activos tokenizados bajo el marco regulatorio de El Salvador, y certificamos proyectos que nacen para crecer con solidez.

Pero el acceso a capital es solo una parte del todo.

En el frente legal, cuando fundamos Torres Legal buscabamos reimaginar lo que un despacho de abogados puede ser. Desde 2009, hemos combinado la práctica jurídica tradicional con una mentalidad de innovación y tecnología. Ya sea estructurando legalmente activos digitales o guiando empresas internacionales, estamos en la intersección del derecho y la innovación. Y ha sido reconocido así: porque en cada área del despacho, desafiamos la idea de que el derecho deba quedarse atrás.

Y no estamos solos. Un ejemplo audaz de esta mentalidad lo estamos viendo en El Salvador—un país que fusiona el Taylorismo con blockchain al adoptar el Bitcoin y las finanzas descentralizadas. Está desafiando los sistemas antiguos, no por rebeldía, sino para construir algo mejor. A través de claridad regulatoria e incentivos adecuados, El Salvador está demostrando cómo una nación pequeña puede liderar una transformación global, ofreciendo a su gente acceso directo y eficiente a oportunidades financieras.

Al final, como Taylor—y como El Salvador—queremos dejar huella. Una que inspire y transforme.

Porque de eso se trata la verdadera disrupción.

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