¿Cómo negociar contratos a prueba de conflictos?

Los contratos son el principal motor de la economía. Al mismo tiempo, el mercado se nutre del intercambio entre las personas. Conforme ha transcurrido la historia; la escala, diversidad y sofisticación de las transacciones económicas, estas vienen representando un porcentaje cada vez mayor de las interacciones humanas del día a día. En esa línea, la contratación no está exenta de algo tan antiguo como la convivencia de dos o más personas: el conflicto.

Desde luego, negociar este tipo de acuerdos es un ejercicio de previsión (¿Qué pasaría si…?) que también implica cierto esfuerzo y recursos de las partes. Por lo tanto, es conveniente realizar una asignación de riesgos que permita generar riqueza y no genere más problemas que oportunidades de negocios. Este artículo aborda un par de consejos que pueden minimizarlo y hacer de los contratos una herramienta de intercambio más eficiente para los intereses de los involucrados.

  1. Es importante expresar las metas que se pretenden alcanzar con el contrato

¿Quién está pensando en discutir, al momento de iniciar una relación de negocios? Las cláusulas suelen estar más claras al momento de contratar. No obstante, cada parte interpreta la redacción a su manera, cuando los primeros obstáculos aparecen, lo cual no se debe, necesariamente, a la mala fe. Un punto importante que puede facilitar la resolución de conflictos vía judicial, arbitral o mediación es expresar en el mismo contrato las razones por las cuales se decidió iniciar la operación o los motivos de que una cláusula tenga cierto sentido.

Una de las preguntas más importantes que surgirá a lo largo de esta etapa será: ¿Por qué era importante que las cosas se hicieran de acuerdo con esta cláusula? Desde luego, algunas cosas se dejarán ligeramente indeterminadas en una negociación por la prisa de iniciar un proyecto, porque se consideró innecesario o para no forzar la relación de confianza que la originó. Así, es importante dejar claro desde el inicio cuáles son las necesidades y expectativas de las partes, lo cual facilitará emitir un fallo o recomendación ante cualquier desacuerdo,

  1. Lo más básico suele ser lo más importante

Hay ciertos elementos que nunca pueden faltar en un contrato: precio y cosa. A partir de lo anterior, hay otros elementos estratégicos como, por ejemplo, la calidad de los productos, tiempos de entregas o especificaciones técnicas determinadas. Estos conceptos se manejan con tanta naturalidad entre las partes que a veces se hacen a un lado cuando se documentan los acuerdos. Algo crucial es establecer parámetros objetivos de cumplimiento o incumplimiento respecto de las obligaciones más trascendentales.

  1. Prever formas de resolución de conflictos suele evitar dolores de cabeza

Es usual que las transacciones de montos más altos incluyan una cláusula arbitral, de tal manera que un tribunal especializado se constituirá únicamente para emitir un pronunciamiento sobre ese caso determinado. Naturalmente, esa dinámica de resolución de controversias conlleva un alto grado de especialización y celeridad. Como contrapartida, los costos asociados al proceso suelen ser cuantitativamente más altos, algo que no suele importar dada la trascendencia de la eventual resolución. Sin embargo, estructurar una cláusula escalonada en el sentido de establecer una mediación o un trato directo antes de la etapa jurisdiccional puede evitar un desgaste innecesario a las partes.

La fórmula casi mágica para negociar un acuerdo

Desde luego, es confuso saber a qué prestarle atención y a qué no. Muchos de los contratos, de hecho, no son realizados por Abogados especializados o lo suficientemente empapados con la dinámica de negocios de las partes, sino por las mismas partes que conocen mejor que nadie, pero que no saben cómo documentar de la mejor manera sus acuerdos. Una forma sistematizada de saber adónde enfocar los esfuerzos es dimensionar qué tan grave es el incumplimiento de una obligación, qué tan alto es dicho riesgo y contraponer ambos factores contra el costo de elaborar o prever esa situación en una cláusula. Sin duda, esta reflexión no llevará a una respuesta numérica exacta, pero dará una guía para diseñar contratos todavía más útiles para las partes involucradas.

Acerca del Autor

Socio | Abogado de Litigios

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